domingo, 1 de septiembre de 2019

La herida más profunda




Debemos inquietarnos por curar las simientes
(Gloria Fuertes)


Una hermosa niña
con tarjetitas coloridas en las manos
se refleja en vidrieras de las tiendas
y espejos de los autos;
ofrece una sonrisa y una tarjetita 
a cambio de muy poco, por nada,
por unos centavos.

En su casa, la mesa está vacía.

Un niño, también hermoso,
recorre los andenes y veredas,
las calles y semáforos,
ofrece malabares mal ejecutados
a cambio de muy poco, por nada,
por un gesto de aprobación,
por unos centavos.

En su casa, la casa está vacía.

Ambos conocen la indiferencia y el rechazo,
ambos conocen la respuesta de tu espalda,
y de tanta gente la mirada arrogante;
esos niños son otra herida,
una herida constante
-la más profunda-
de esta Patria Sangrante.

Pero no es, a fin de cuentas,
tu compasión lo que pretenden,
ni tu horror ni tu desmayo,
pues tal vez ellos sean más fuertes,
más intrépidos, más valientes
que usted,
que usted y el Cordero/Lobo que le escribe.


Juan Ramón Ortiz Galeano

(De "Patria Sangrante Aldea Enloquecida". Ilustración inspirada en el texto: Gustavo Rubén Brigante, arquitecto e ilustrador)