Ella ha transmutado tu mirada,
tiñéndola de lanzas negras que me inhiben,
me ahuyentan en bríos y sospechas de lo ajeno.
Tu belleza es ahora peligrosa,
y el otrora
dulce sudor de tus ojos
se ha escondido en un frío armazón
de brillos torpes e impropios.
Ahora te amo como a una mancha, como a una foto. No te amo.
Sin embargo ella
—la diestra Permanentadora de Pestañas—
te ha embarcado en su juego de lustros,
manipulándote como a una gacela…
¡y yo he sido arrebatado por su guiño!
(de "Arrebatos del Epígrafo". En la imagen: Iles)